sábado, 24 de octubre de 2015

¿Cuál es la explicación del verdadero origen de la vida?


La «puesta a punto» del universo provee ciertos prerrequisitos para la existencia de vida en cualquier parte del cosmos, pero no garantiza que la vida en realidad surja en el universo. En otras palabras, si bien estas condiciones propicias eran necesarias para la vida, no eran suficientes para la vida. Por lo tanto, podemos preguntamos ¿Qué más se necesita? ¿Cómo explicar el verdadero origen de la vida?

A la mayoría posiblemente se nos enseñó en la escuela que la vida se originó en un «caldo primitivo» por reacciones químicas aleatorias. En la década de los cincuenta, Stanley Miller fue capaz de sintetizar aminoácidos al hacer pasar una corriente eléctrica por gas metano. Aunque los aminoácidos no son seres vivos, las proteínas están compuestas de aminoácidos, y las proteínas están presentes en todos los seres vivos, y entonces la esperanza era que, de alguna manera u otra, era posible explicar el origen de la vida.

A primera vista, dicho escenario para el origen de la vida parecería ser indefectiblemente improbable. Fred Hoyle y Chandra Wickramasinghe estimaron que la probabilidad para que entre diez y veinte aminoácidos requeridos se combinaran libremente (recordemos que en esta situación no hay selección natural y por lo tanto no se puede hablar de evolución química) para formar una enzima era una en casi 10 elevado a la 20. Dado el tamaño de los océanos de la tierra y los billones de años disponibles, pensaban que dicha improbabilidad no era insalvable. Pero señalaban que hay dos mil enzimas hechas de aminoácidos, todas las cuales tendrían que haber sido producto de la casualidad, y la probabilidad para que eso ocurriera sería de uno en 10 elevado a la potencia 4000,  una probabilidad tan «increíblemente pequeña» que sería impensable «ni siquiera aunque todo el universo consistiera de un caldo orgánico». Y esto no es más que el principio. Todavía queda pendiente la formación de cadenas de ADN a partir de proteínas y de la compleja maquinaria presente en las células. Estos asuntos son demasiado complicados para poder cuantificarlos.

Por lo tanto, el escenario de un caldo primigenio nunca tuvo muchas posibilidades. Lo que la mayoría de la gente común y corriente no se da cuenta, sin embargo, es que todos estos escenarios antiguos del «origen químico de la vida» han sido descartados y abandonados. Este punto ha sido maravillosamente documentado en el libro The Mystery of Life's Origin (El misterio del origen de la vida). Los autores puntualizan que, probablemente, nunca existió una cosa así llamada caldo primigenio, porque los procesos naturales de destrucción y dilución hubieran evitado las reacciones químicas que supuestamente hubieran originado la vida. Además, originalmente se pensó que se contaba con billones de años para que la vida pudiera originarse por casualidad. Sin embargo, hoy tenemos evidencia fósil de que la vida existía hace ya tres mil ochocientos millones de años. Esto significa que «la ventana de oportunidad» en que la vida debía originarse por casualidad estaría siendo progresivamente menor, quedando reducida a solo unos veinticinco millones de años, lo que es un margen de tiempo muy breve para estos escenarios de causalidad. Además, para los escenarios de origen químico de la vida es indispensable que la atmósfera terrestre, en sus orígenes, tuviera muy poco oxígeno; la evidencia, sin embargo, sugiere que la atmósfera originalmente era rica en oxígeno. Todavía más, no existía manera de preservar los productos de la evolución química para el supuesto segundo paso en el desarrollo. Los mismos procesos que los formaban servían para destruirlos. La Termodinámica también plantea un problema insuperable para dichos escenarios, porque no hay manera de controlar la energía bruta del ambiente, por ejemplo, la energía de los rayos o del Sol, para que puedan catalizar la evolución química.

Por estas razones, y más, todo el campo de los estudios del origen de la vida está en una encrucijada. Todas las viejas teorías no se sostienen en pie; no se avizora ninguna nueva teoría aceptable en el horizonte. El origen de la vida sobre la tierra parece ser algo inexplicable. Francis Crick ha reflexionado acerca de esto y ha dicho que «es casi como si fuera un milagro». Debido a estos problemas, algunos científicos están diciendo que, tal vez, la vida no se originó en la tierra, sino que fue originalmente transportada por meteoritos de algún otro planeta. Pero eso implica un salto de fe pura y lo único que hace es aplazar el problema. ¿Cómo se originó la vida en otro lugar? En vez de responder a la pregunta, hace que la pregunta carezca de respuesta.

A veces la gente dice que si el universo fuera infinito (o si hubiera muchos universos), entonces, a pesar de lo improbable que fuera la vida, se originaría en algún lugar por casualidad. En realidad, si el universo es infinito, la vida existiría por casualidad infinitamente muchas veces en todo el universo. Pero el problema con esta objeción es que multiplica los recursos probabilísticos sin justificación. Si pudiéramos hacer esto, podríamos explicar de la misma manera virtual cualquier hecho improbable, y con esto excluiríamos cualquier conducta racional. A pesar de lo improbable que algo pudiera ser, siempre podríamos encontrarle una explicación diciendo que en un universo infinito en algún lado podría suceder. ¿Pueden imaginarse el siguiente diálogo en una mesa de póquer en un salón de juegos en el oeste de Texas?

-Compadre ¡no estás jugando limpio! ¡Eres un tramposo! Cada vez que repartes ¡sacas cuatro ases!

-Pues mira, viejo, sé que puede parecerte sospechoso que cada vez que reparto me toquen cuatro ases, pero tienes que entender que en este universo infinito hay una cantidad infinita de partidas de póquer teniendo lugar como esta en otros lados. Así que es muy probable que en algunas de ellas, cada vez que reparto me toquen cuatro ases. Así que ¡cállate la boca de una vez y a ver si te dedicas a jugar a las cartas!

Ahora, si tú fueras el viejo, ¿serías tan tonto como para seguir jugando más partidas de póquer? Según este tipo de razonamiento, la paradoja es que nunca tendríamos prueba de que el universo es infinito, porque cualquier evidencia que así lo demuestre podría explicarse diciendo que es el resultado de la casualidad en un universo suficientemente grande (si bien todavía finito) para que la evidencia fuera solo resultado de la mera casualidad. Por lo tanto, la objeción, en última instancia, es insostenible y no puede afirmarse racionalmente.

Ahora bien, la Biblia no dice cómo se originó la vida. Solo dice: «Y dijo Dios: "¡Que haya vegetación sobre la tierra; que ésta produzca hierbas que den semilla, y árboles que den su fruto con semilla, todos según su especie!". Y así sucedió... y dijo Dios: "¡Que rebosen de seres vivientes las aguas, y que vuelen las aves sobre la tierra a lo largo del firmamento!"» (Génesis 1:11,20). La Biblia no es un libro científico y no nos dice qué medios, si es que se valió de algunos, usó Dios para crear la vida, pero la evidencia científica, sin duda, concuerda con que (para usar las palabras de Francis Crack), el origen de la vida fue un milagro; es decir, un hecho generado de manera sobrenatural por Dios. La Biblia y la ciencia, evidentemente, no entran en conflicto a este respecto; de hecho, en todo caso, la evidencia científica es más clara que la Biblia en el sentido de que el origen de la vida se debió a un acto milagroso de Dios el Creador.

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Extracto
Libro: ¿Quién creo a Dios? Y respuestas a más de 100 preguntas acerca de cuestiones de Fe.
Editores generales: Ravi Zacharias y Norman Geisler
Colaborador: William Lane Craig
Páginas: 78-81
Capitulo: 3
Editorial: Vida

Año: 2003

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