Hace algunos años aparecieron dos libros que provocaron un
maremoto en la comunidad de educación Americana. El primero de estos, Cultural Literacy: What Every
American Needs to Know (Alfabetización Cultural: Lo que Cada Americano Necesita Saber),
por E.D. Hirsch, documentó el hecho de que un gran número de estudiantes
universitarios Americanos no tienen el conocimiento básico para entender la
primera plana de un periódico o para actuar con responsabilidad como ciudadano.
En una reciente encuesta en la Universidad Estatal de California, en Fullerton,
más de la mitad de los estudiantes no pudieron identificar a Chaucer o Dante.
El noventa por cien no supieron quien fue Alexander Hamilton, a pesar de que su
foto esta en cada billete de diez dólares.
Estas estadísticas son alarmantes. ¿Qué les ha pasado a las
escuelas que están produciendo personas tan ignorantes? Alan Bloom, quien fue
un eminente educador en la Universidad de Chicago y el autor del segundo de los
libros a los que me he referido arriba, argumentaba en su The Closing of the American
Mind (La Decadencia de la Cultura)
que detrás del actual malestar educacional se encuentra en los estudiantes la
convicción universal de que toda verdad es relativa y, por tanto, que la verdad
no es algo que vale la pena perseguir. Bloom escribe:
“Hay una cosa de la que
un profesor puede estar absolutamente seguro: casi cualquier estudiante que
entra en la universidad cree, o dice creer, que la verdad es relativa… El
peligro de que ellos hayan sido enseñados a temer el absolutismo no es el error
sino la intolerancia. El relativismo es necesario para la apertura; y esta es
la virtud, la única virtud, la cual toda la educación primaria misma se ha
dedicado a inculcar por más de cincuenta años. La apertura, y el relativismo
que la hace la única postura verosímil, en la presencia de las diferentes
pretensiones de verdad y los diferentes estilos de vida y tipos de seres
humanos, es la gran idea de nuestros tiempos… El estudio de la historia y de la
cultura enseña que todo el mundo estaba loco en el pasado, los hombres siempre
pensaban que tenían la razón, y eso llevó a guerras, persecuciones, esclavitud,
xenofobia, racismo y chovinismo. El punto no es corregir los errores y tener la
razón; más preciso, es no pensar que de algún modo pudieras tener la razón.”
Ya que la verdad
absoluta no existe y todo es relativo, el propósito de seguir una educación no es
aprender la verdad o dominar hechos, realmente se trata simplemente de adquirir
una habilidad para que uno pueda salir y obtener riqueza, poder y fama. La
verdad se ha convertido en algo irrelevante.
Ahora bien, desde
luego, este tipo de actitud relativista hacia la verdad es totalmente
antitética a la cosmovisión cristiana. La razón es que, como cristianos,
creemos que toda verdad es verdad de Dios, que Dios nos ha revelado la verdad,
tanto en su Palabra como en Aquel que dijo “Yo soy la Verdad”. El cristiano,
entonces, nunca puede considerar la verdad con apatía o desdén. Al contrario,
él aprecia y atesora la verdad como un reflejo de Dios mismo. Tampoco es que su
compromiso a la verdad convierta al cristiano en intolerante. Realmente, el
mismísimo concepto de tolerancia implica que uno no está de acuerdo con aquello
que tolera. El cristiano está comprometido tanto con la verdad como con la
tolerancia, porque cree en Aquel que no solo dijo “Yo soy la verdad” sino
también “ama a tus enemigos”.
Ahora bien, cuando estos
libros fueron publicados, yo estaba enseñando en el departamento de Estudios
Religiosos de una universidad cristiana. Así que me pregunté: ¿Cuánto han sido
los estudiantes cristianos infectados con la actitud que Bloom describe?, ¿Qué
tal les iría a mis propios estudiantes en uno de los tests de E.D. Hirsh? ¿Cómo
lo harán?, pensé. ¿Por qué no hacerles esa prueba? Así que la hice.
Redacté una prueba breve de conocimiento general acerca de
personas famosas y lugares, y la di en dos clases de cerca de cincuenta
estudiantes de segundo año de universidad. Lo que encontré fue que, había una
porción considerable de estudiantes que no podían identificar (incluso con una
frase) algunos eventos y nombres importantes… el 16% no sabían quién fue
Winston Churchill. ¡Un estudiante pensó que fue uno de los Padres fundadores de
nuestra nación! ¡Otro lo identificó como el más grande predicador de
avivamientos de hace un par de siglos! El 22% no supieron qué es Afganistán, y
otro 22% no pudieron identificar Nicaragua. El 20% no supieron dónde está el
río Amazonas. ¡Imagínalo!
Les fue incluso peor en las cuestiones sobre cosas y eventos.
El 24% no supieron qué es la Teoría Especial de la Relatividad (aunque fue
simplemente identificarla - incluso con un “una teoría de
Einstein” -, y no explicarla). Y no me sorprendí de que el 73% no
supieron a que se refería la expresión “Destino Manifiesto”.
Así, me quedó claro que
los estudiantes cristianos no habían sido capaces de ponerse por encima de la
corriente oscura en nuestro sistema educacional en los niveles de primaria y
secundaria.
Pero entonces un terrible miedo aún mayor comenzó a crecer
en mi mientras contemplaba estas estadísticas al caer en la cuenta; Si los estudiantes cristianos
son así de ignorantes acerca de los hechos generales de la historia y la
geografía, pensé, entonces hay muchas probabilidades de que ellos, y los cristianos
en general, son igualmente (o incluso aún más) ignorantes acerca de los hechos
de nuestra propia herencia y doctrinas cristianas. Nuestra
cultura en general se ha hundido hasta el nivel del analfabetismo bíblico y teológico.
Muchas personas, sino la mayoría, no pueden incluso nombrar los cuatro
evangelios.
Pero si nosotros no
protegemos la verdad de nuestra propia herencia y doctrina cristiana, ¿Quién la
aprenderá por nosotros? ¿Los que no son cristianos? Eso parece poco probable.
Si la iglesia no atesora su propia verdad cristiana, entonces la perderá para siempre.
Así que, me pregunto, ¿Qué tal les iría a los cristianos en una prueba sobre
cuestiones generales de la historia y doctrina cristiana?
Bueno, ¿Qué tal les
iría? Te invito ahora a sacar un bolígrafo y una hoja de papel y haz la
siguiente prueba por ti mismo. (Vamos, solo te llevará un minuto). Los
siguientes son puntos que creo que cualquier cristiano maduro en nuestra
sociedad debería ser capaz de identificar. Simplemente da alguna frase
representativa que indique que sabes de qué se trata el punto.
Prueba
1. Agustín
2. Concilio de Nicea
3. Trinidad
4. Dos naturalezas unidas
en una persona
5. Panteísmo
6. Tomas de Aquino
7. Reforma
8. Martín Lutero
9. Expiación sustitutoria
10. Ilustración
¿Cómo te fue en la
prueba? Si eres un caso típico de las audiencias a las que les he dado esta
prueba, probablemente no te ha ido muy bien. Si ese es el caso, podrías estar
tentado a reaccionar a esta prueba de manera defensiva: “¿De cualquier manera,
quién necesita saber todo esto? Esta basura no es importante. Lo que cuenta
realmente es mi caminar con Cristo y el testimonio que doy de Él a los demás.
¿A quién le importan todas estas trivialidades?”.
Sinceramente, espero
que esa no haya sido tu reacción, porque eso bloqueará tu superación personal.
Este pequeño ejercicio no habrá sido de ningún beneficio para ti. No habrás
aprendido nada de él.
Pero hay una segunda y
más positiva reacción. Puede ser que veas, quizá por primera vez en tu vida,
que aquí hay una necesidad en tu vida de que como cristiano te comprometas
intelectualmente un poco más, y puede ser que hayas decidido hacer algo sobre
eso. Esta es una decisión crucial. Estarás dando un paso que millones de
cristianos en todo el mundo necesitan dar.
Nadie ha expresado un
reto más fuerte para que los cristianos se comprometan más intelectualmente que
Charles Malik, ex-embajador Libanés en los Estados Unidos, en su discurso en la
dedicación del Centro Billy Graham en Wheaton, Illinois. Malik enfatizó que como
cristianos enfrentamos dos tareas en nuestro evangelismo: salvar el alma y
salvar la mente; es decir, no se trata solo de convertir a la gente
espiritualmente, sino también convertirlos intelectualmente. Y la iglesia se
está rezagando peligrosamente con respecto a esta segunda tarea. Nuestras
iglesias están llenas de gente que han nacido de nuevo espiritualmente, pero
que todavía piensan como los no cristianos. Nota bien sus palabras:
"Debo ser sincero contigo: el mayor peligro que enfrenta el
cristianismo evangélico Americano es el peligro del anti-intelectualismo. No
estamos cuidando suficientemente la mente en sus más grandes y profundas
riquezas. Pero la nutrición intelectual no puede ocurrir aparte de una profunda
inmersión por varios años en la historia del pensamiento y el espíritu. Las
personas que tienen prisa por salir de la universidad y comenzar a ganar
dinero, o servir a la iglesia, o predicar el evangelio no tienen ni idea del
infinito valor de pasar años de tiempo libre en conversación con las más
grandes mentes y almas del pasado, madurando, afilando y engrandeciendo sus
capacidades de pensamiento. El resultado es que el ruedo de pensamiento
creativo es desocupado y abdicado en favor del enemigo."
Malik continúa
diciendo:
"Requerirá un espíritu totalmente diferente el vencer este gran
peligro del anti-intelectualismo. Por ejemplo, digo que este espíritu
diferente, en lo que concierne solamente a la filosofía - el campo más
importante para el pensamiento e intelecto -, debe ver el enorme valor de pasar
un año entero sin hacer otra cosa que estudiando minuciosa e intensivamente la República o el Sofista de
Platón, o dos años estudiando minuciosamente la Metafísica o Etica de
Aristóteles, o tres años con la Ciudad de Dios de
Agustín. Pero si se empieza ahora en un programa intensivo en este y otros
campos, llevará por lo menos un siglo alcanzar a los de Harvard, Tubinga y La
Sorbona - y para entonces, ¿dónde estarán estas universidades?"
Lo que Malik vio
claramente es la posición estratégica que ocupan las universidades al moldear
el pensamiento y cultura occidental. De hecho, la única y más importante
institución que está moldeando la sociedad occidental es la universidad. Es en
la universidad donde son educados nuestros futuros líderes políticos, nuestros
periodistas, nuestros abogados, nuestros maestros, nuestros científicos,
nuestros ejecutivos de negocios, nuestros artistas. Es en la universidad el
lugar donde formularán o, más probablemente, simplemente absorberán la cosmovisión
que moldeará sus vidas. Y, ya que estos son los que crean opinión y los líderes
que moldean nuestra cultura, la cosmovisión que ellos embeben en la universidad
será la que moldee nuestra cultura.
¿Por qué es esto
importante? Simplemente porque el evangelio nunca es escuchado aisladamente.
Siempre se escucha contra el trasfondo del ambiente cultural en el cual uno
vive. Una persona criada en un ambiente cultural en el cual el cristianismo
todavía es visto como una opción intelectualmente viable presentará una
apertura al evangelio que una persona secularizada no presentará. ¡Para la
persona secular, bien podrías decir que crees tanto en hadas o en duendes como
en Jesucristo! O, para dar una ilustración más realista, es como un devoto del
movimiento Hare Krishna acercándose a ti en la calle e invitándote a creer en
Krishna. Una invitación así nos parece estrafalaria, rara, incluso divertida.
Pero para una persona en las calles de Deli, tal invitación parecería, asumo,
bastante razonable y motivo de reflexión. Me temo que los evangélicos parecen
casi tan raros para las personas en las calles de Bonn, Estocolmo o Toronto
como lo parecen los devotos de Krishna.
Es parte de la tarea
más amplia de la erudición cristiana ayudar a crear y mantener un ambiente
cultural en el que el evangelio pueda ser escuchado como una opción
intelectualmente viable para los hombres y mujeres racionales. Por tanto, la
iglesia tiene un papel vital en levantar eruditos cristianos que ayuden a crear
espacio para las ideas cristianas en la universidad. El cristiano promedio no
se da cuenta de que una guerra intelectual se está desarrollando en las
universidades, en las revistas profesionales, y en las asociaciones de
eruditos. El cristianismo está siendo atacado como irracional u obsoleto, y
millones de estudiantes - nuestra futura generación de líderes, han absorbido
ese punto de vista.
Esta es una guerra que
no podemos permitirnos perder. El gran teólogo de Princeton J. Gresham Machen
advirtió en las vísperas de la Controversia Fundamentalista que si la iglesia
perdiese la batalla intelectual en un generación, entonces el evangelismo sería
inconmensurablemente más difícil en la siguiente:
"Las falsas ideas son los obstáculos más grandes para la recepción
del evangelio. Podemos predicar con todo el fervor de un reformador y aún así
solamente tener éxito ganando un rezagado aquí y otro allá, si permitimos que
todo el pensamiento colectivo de la nación o del mundo esté controlado por
ideas que, por falta de una fuerza resistente de la lógica, impidan que el
Cristianismo sea considerado como algo más que una ilusión inofensiva. Bajo
tales circunstancias, lo que Dios quiere que hagamos es destruir el obstáculo
desde sus raíces."
La raíz del obstáculo
se encuentra en la universidad, y es allí donde se debe atacar.
Desafortunadamente, la advertencia de Manchen fueron desatendidas, y el
cristianismo bíblico se retiró adentro de los armarios intelectuales del
Fundamentalismo, desde los cuales solo recientemente ha empezado a volver a
emerger. Aún no se ha perdido la guerra, y es una que no debemos perder: las
almas de hombres y mujeres están en juego.
Así que, ¿Qué es lo que
los evangélicos están haciendo para ganar esta guerra? Hasta hace poco, de
hecho muy poco. Malik preguntó acertadamente,
"¿Quién de entre los
evangélicos puede levantarse ante los grandes eruditos seculares, naturalistas
o ateos en sus términos de erudición? ¿Quién entre los eruditos evangélicos es
citado por las grandes autoridades seculares como una fuente normativa en
historia, filosofía, psicología, sociología o política? ¿Tiene el pensamiento
evangélico la más mínima oportunidad de convertirse en el pensamiento dominante
en las grandes universidades de Europa y América que sellan nuestra
civilización con su espíritu e ideas?
...Por amor a una mayor efectividad al testificar de Jesucristo
mismo, así como por amor a ellos mismos, los evangélicos no pueden permitirse
el vivir en la periferia de una existencia intelectual responsable."
Estas palabras golpean
como un martillo. Verdaderamente, los evangélicos han estado viviendo en la
periferia de una existencia intelectual responsable. La mayoría de los eruditos
evangélicos prominentes tienden a ser el pez gordo en una pecera pequeña.
Nuestra influencia se extiende poco más allá de la sub-cultura evangélica.
Tendemos a publicar exclusivamente con editoriales evangélicas, y por tanto es
muy probable que nuestros libros nunca sean leídos por eruditos no-evangélicos.
Y, en lugar de participar en asociaciones profesionales standard, participamos
en las asociaciones profesionales evangélicas. Como resultado, ponemos
efectivamente nuestra luz bajo el almud y tenemos poco efecto «fermentador»
para el evangelio en nuestros campos profesionales. En cambio, la corriente
intelectual de la cultura en general sigue deslizándose sin obstáculos más
profundamente en el secularismo.
Necesitamos
desesperadamente eruditos cristianos que puedan, tal y como Malik dijo,
competir con pensadores no cristianos en sus especialidades y con sus propios
conceptos de erudición. Se puede hacer. Actualmente, por ejemplo, se está dando
una revolución en el campo de la filosofía que, como dijo Malik, es la esfera
más importante para el pensamiento e intelecto, ya que es el fundamento para
todas las demás disciplinas en la universidad. Filósofos cristianos han estado
saliendo del armario y defendiendo la verdad de la cosmovisión cristiana con
sofisticados argumentos filosóficos en las mejores revistas seculares y
asociaciones profesionales. Como resultado, el rostro de la filosofía Americana
ha cambiado.
Hace cincuenta años, filósofos ampliamente reconocidos
hablaban de Dios como literalmente sin sentido, simple algarabía. Pero
actualmente, ningún filósofo suficientemente informado podría aceptar tal punto
de vista. De hecho, hoy en día muchos de los mejores filósofos de América son
abiertamente cristianos. Para darte un poco del sentir del impacto de esta
revolución, déjame citar un artículo que apareció en el otoño del 2001 en la
revista Philo lamentando lo que el autor llamó “la
desecularización del mundo académico que evoluciona en los departamentos de
filosofía desde finales de la década de los sesenta”. El autor, un prominente
filósofo ateo, escribe:
"Los naturalistas
miraban pasivamente mientras versiones realistas del teísmo . . . comenzaron a
propagarse por la comunidad filosófica. Hasta hoy quizá un cuarto o un tercio
de los profesores de filosofía son teístas, y la mayoría son cristianos
ortodoxos.
...en filosofía,
casi de la noche a la mañana, se volvió 'académicamente respetable' dar
argumentos en favor del teísmo, haciendo de la filosofía un campo favorable
para la entrada de los más inteligentes y talentosos teístas que entran en el
mundo académico hoy...
Dios no está “muerto” en el mundo académico. Ha vuelto a la vida a
finales de la década de los sesenta, y está vivo y en buen estado en su última
fortaleza académica: los departamentos de filosofía."
Este es el testimonio
de un filósofo ateo destacado sobre el cambio que se ha producido delante de
sus ojos en la filosofía Americana. Pienso que probablemente está exagerando
cuando calcula que entre un cuarto y un tercio de los filósofos Americanos son
teístas, pero lo que sus cálculos revelan es el impacto percibido de los
filósofos cristianos sobre este campo. Como el ejército de Gedeón, una minoría
comprometida de activistas puede tener un impacto proporcionalmente mucho mayor
a su tamaño. El principal error que comete es llamar a los departamentos de
filosofía la “última fortaleza” de Dios en la universidad. Al contrario, los
departamentos de filosofía son una cabeza de playa desde la cual se pueden
lanzar las operaciones para impactar otras disciplinas académicas en la
universidad para Cristo.
El punto es que la
tarea de revertir el proceso de secularización no es desesperanzada e
imposible, ni tampoco hace falta tanto tiempo como uno pudiera pensar para
lograr cambios significativos. Esta clase de erudición cristiana es la que
representa la mejor esperanza para la transformación de la cultura que Malik y
Machen imaginaron, y su verdadero impacto en la causa de Cristo solamente será
sentida en la próxima generación, al filtrarse en la cultura popular.
Así que puede ser
hecho, si estamos dispuestos a trabajar duro. Machen observó que en su día
“muchos seminarios combatían el error atacándolo tal y como es enseñado por sus
representantes populares” en lugar de confundir estudiantes “con un montón de
nombres Alemanes totalmente desconocidos fuera de los muros de la universidad”.
Pero, al contrario, Machen insistió, es esencial que los eruditos cristianos
estén alerta sobre el poder de una idea antes de que alcance su formulación
popular.
El procedimiento
erudito, dijo, está basado simplemente en la profunda creencia en la
omnipresencia de las ideas. Lo que hoy es una cuestión de especulación
académica, mañana empieza a mover ejércitos y a derribar imperios. En esa
segunda etapa, ha ido demasiado lejos como para ser combatida. El tiempo para
pararla era cuando aún era una cuestión de debate apasionado. Así que, como
cristianos, deberíamos tratar de moldear el pensamiento del mundo de tal manera
que haga que la aceptación del cristianismo sea algo más que un disparate lógico.
Como Malik, Machen también creían que “el principal
obstáculo para la religión cristiana hoy recae en la esfera del intelecto”, y esa objeción al cristianismo debe
ser atacada en esa esfera. “La iglesia se está muriendo hoy por la falta de
pensamiento, no por el exceso”.
Lo que es irónico de la mentalidad que dice que nuestros
seminarios deberían producir pastores, no eruditos, es que son precisamente
nuestros futuros pastores, no solamente nuestros futuros eruditos, los que
necesitan estar intelectualmente comprometidos y recibir este entrenamiento
académico. El artículo de Machen fue originalmente un discurso titulado “La
Preparación Científica de un Ministro”. Un modelo para nosotros aquí debe ser
un hombre como John Wesley, un evangelista lleno del Espíritu y al mismo tiempo
un erudito educado en Oxford. La
visión de Wesley de lo que debe ser un pastor es notable: un caballero, experto
en las Escrituras y versado en historia, filosofía y la ciencia de su día.
¿Cómo se comparan los pastores que se gradúan de nuestros
seminarios con este modelo? El historiador eclesiástico y teólogo David Wells
ha llamado a nuestra generación contemporánea de pastores “los nuevos «inutilizadores»” porque han abandonado el papel tradicional del pastor como el
agente de la verdad para su congregación y lo han reemplazado con un nuevo
modelo directivo sacado del mundo profesional, el cual enfatiza las habilidades
de liderazgo, marketing y administración. Como resultado la iglesia ha
producido una generación de cristianos para los que la teología es irrelevante
y cuyas vidas fuera de la iglesia no difieren en la práctica de aquellos que
son ateos. Estos nuevos pastores directivos, Well se queja, “están fallando a
la iglesia e incluso incapacitándola. La están dejando vulnerable a todas las
seducciones modernas precisamente porque no han provisto la alternativa, que es
una visión de la verdad centrada en Dios y en su verdad”. Necesitamos recuperar el modelo
tradicional que estaba ejemplificado en hombres como Wesley.
Pero, finalmente, no son solo los eruditos cristianos y los
pastores los que necesitan estar intelectualmente comprometidos si la iglesia
va a tener un impacto en nuestra cultura. Los cristianos laicos, igualmente,
deben estar intelectualmente comprometidos. Nuestras iglesias están llenas de
cristianos que están holgazaneando en un punto muerto intelectual. Como
cristianos, sus mentes se están echando a perder. J. P. Moreland en su
desafiante libro Love your God with All your Mind los ha llamado los “«yo» vacíos”. Un
“«yo» vacío” es desmesuradamente individualista, infantil, y narcisista. Es
pasivo, dependiente de los sentidos, ocupado, precipitado, incapaz de
desarrollar una vida interior. En el que es quizá el pasaje más demoledor de su
libro, Moreland nos pide que imaginemos una iglesia llena de tales personas.
Nos pide,
"¿Cuál sería el
entendimiento teológico, el valor evangelístico, la penetración
cultural de tal iglesia? Si la vida interior realmente no importa tanto,
¿Por qué pasar el tiempo intentando desarrollar una vida
intelectual y espiritualmente madura? Si alguien es básicamente pasivo, él o
ella simplemente no harán el esfuerzo de leer, sino que en cambio prefieren que
los entretengan. Si una persona es dependiente de los sentidos en orientación,
la música, revistas llenas de fotos, y medios de comunicación visuales en
general serán más importantes que las simples palabras en una página o
pensamientos abstractos. Si uno es precipitado y distraído, tendrá poca
paciencia para el conocimiento teorético, y un periodo de atención demasiado
corto como para permanecer con una idea mientras se desarrolla cuidadosamente.
Y si alguien es demasiado individualista, infantil y narcisista,
¿qué leerá esa persona, si es que esa persona lee algo?... Los libros
cristianos de auto-ayuda que están llenos de contenido interesado... lemas,
moralización simplista, un montón de historias y fotos, y diagnosis inadecuada
de cuestiones que no exigen nada del lector. Libros sobre celebridades cristianas
. . . lo que no será leído son libros que equipan a las personas para
desarrollar un entendimiento bien razonado y teológico de la religión
cristiana, y para completar su papel en el más amplio reino de Dios. . . (tal) iglesia . . . será. . . impotente para permanecer frente a las fuerzas
poderosas del secularismo que amenaza con enterrar las ideas cristianas bajo
una capa de pluralismo desalmado y cientificismo engañoso. En tal contexto, la
iglesia estará tentada a medir su éxito en gran medida en términos de números -
números alcanzados por adaptación cultural a los «yo» vacío. Así, la iglesia se
convertirá en la que cave su propia tumba. Sus métodos de “éxito” a corto plazo
resultaran siendo lo que la marginen a largo plazo."
Lo que hace que esta
descripción sea tan demoledora es que no tenemos que imaginar tal iglesia, pues esta ES una descripción apropiada de muchas de las iglesias
evangélicas hoy.
Algunas veces la gente
trata de justificar su falta de compromiso intelectual afirmando que prefieren
tener una “fe simple”. Pero aquí pienso que debemos distinguir entre una fe
como la de un niño y una fe infantil. Una fe como la de un niño es una total
confianza en Dios como el Padre Celestial amante de uno, y Jesus manda que tengamos
tal fe. Pero una fe infantil es una fe inmadura, irreflexiva; y no se nos manda
tener tal fe. Al contrario, Pablo dice “no seáis niños en la manera de pensar;
más bien, sed niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros” (1
Cor. 14.20 LBA). Si una fe “simple” significa una fe irreflexiva e ignorante,
entonces no deberíamos querer nada de ella. En mi propia vida puedo testificar
que, después de muchos años de estudio, mi adoración a Dios es más profunda
precisamente gracias a - y no a pesar de - mis estudios en filosofía y
teología. En cada área que he investigado intensivamente - creación, la
resurrección, omnisciencia divina, eternidad divina, aseidad divina - mi
apreciación de la verdad de Dios y mi admiración de Su persona se han vuelto
más profundas. Estoy emocionado por futuros estudios ya que estoy seguro de que
me traerán una más profunda apreciación de la persona y obra de Dios. La fe
cristiana no es una fe apática, una fe con muerte cerebral, sino una fe viva,
que indaga. Tal y como lo puso Anselmo, la nuestra es una fe que busca
entendimiento.
Es más, los resultados
de estar en punto muerto intelectual se extienden más allá de uno mismo. Si los
cristianos laicos no se comprometen intelectualmente, entonces estamos en serio
peligro de perder a nuestros jóvenes. En secundaria y la universidad, los
cristianos adolescentes son asaltados intelectualmente por cada forma de
filosofía no-cristiana en conjunto con relativismo abrumador. Como digo en las
iglesias a lo largo del país, constantemente me encuentro con padres cuyos
hijos han perdido su fe porque no había nadie en la iglesia para responder a
sus preguntas. De hecho, George Barna estima que el 40% de los jóvenes en
nuestras iglesias, una vez que dejan el colegio, no volverán a cruzar la puerta
de la iglesia otra vez.
No hay duda de que la
iglesia ha perdido su oportunidad en esta área. Pero las estructuras están en
su lugar en la iglesia para remediar este problema, si simplemente las usamos.
Estoy hablando, desde luego, de los programas de la Escuela Dominical para
adultos. ¿Por qué no empezar a usar las clases de la Escuela Dominical para
ofrecer a laicos instrucción seria en temas tales como doctrina cristiana,
historia de la iglesia, Griego del Nuevo Testamento, apologética, y así
sucesivamente? ¡Piensa en el potencial para el cambio! ¿Por qué no?
Creo que se puede
cambiar nuestra cultura. Estoy emocionado por el renacimiento de la filosofía
cristiana en mi generación, la cual da un buen presagio para la siguiente.
Tanto si Dios te está llamando a ser un erudito cristiano en las líneas del
frente de la batalla intelectual, un pastor cristiano para servir como agente
de la verdad a tu congregación, o un padre o laico cristiano que está siempre
preparado para dar razón de la esperanza que hay en ti, tenemos la asombrosa
oportunidad de ser agentes del cambio cultural en el nombre de Cristo. Por amor
a la iglesia, por amor a ti mismo, por amor a tus hijos, ¡no malgastes esta
oportunidad! Así que, si hasta ahora has estado en la costa, holgazaneando en ese
punto muerto intelectual, ¡Ahora es el tiempo de poner la marcha!
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Respuestas a las preguntas de prueba:
1. Padre de la Iglesia (354-430) y autor de La Ciudad
de Dios. Enfatizó la gracia inmerecida de Dios.
2. El concilio de la iglesia que en el 325 ratificó oficialmente la
doctrina de la deidad igual del Padre y el Hijo, en oposición al punto de vista
que mantenía la herejía Arriana.
3. La doctrina que mantiene que en Dios hay tres personas y un solo ser.
4. La doctrina enunciada en el Concilio de Calcedonia (451) que afirma la
verdadera deidad y la verdadera humanidad de Cristo.
5. La ideología que afirma que el mundo y Dios son idénticos
6.Teólogo Católico medieval (1225-1274) y autor de la Summa Theologica, cuyas ideas han sido determinantes
para la teología Católico-Romana tradicional.
7. El origen del Protestantismo en el siglo XVI por el esfuerzo de hombres
como Lutero, Calvino, y Zwinglio para reformar la doctrina y practica de la
iglesia Católico-Romana. Enfatizó la justificación por gracia solamente
mediante la fe y la autoridad exclusiva de la Biblia.
8. El monje Católico-Romano (1483-1546) que empezó la Reforma Protestante y
fue el fundador del Luteranismo.
9. La doctrina que afirma que por Su muerte en nuestro favor y en nuestro
lugar, Cristo nos reconcilió con Dios.
10. La revolución intelectual que tuvo lugar en Europa en los siglos XVII y XVIII contra la autoridad de la iglesia y la monarquía en el nombre de la
autonomía humana. También llamada la Edad de la Razón.
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