miércoles, 14 de octubre de 2015

¿Qué significa la puesta a punto del Universo?


El hecho de que el universo exista no es garantía de que tenga condiciones propicias para la vida. Los científicos solían pensar que cualquiera que fueran las condiciones iniciales del universo, eventualmente evolucionaría a las complejas formas de vida que conocemos hoy, como postula el punto cinco con respecto a la concepción científica del mundo (pág. 53). Uno de los últimos descubrimientos, con respecto al origen y la evolución de la vida, sin embargo, ha sido el de lo increíblemente coordinado que nuestro universo debió estar desde el mismo momento de la gran explosión para que la vida pudiera originarse en el cosmos. Durante los últimos casi treinta años, los científicos han quedado atónitos por el descubrimiento de lo complejo y sensible que debió ser el equilibrio de las condiciones iniciales en ocasión de la gran explosión para que el universo permitiera el origen y la evolución de la vida. En los diversos campos de la Física y la Astrofísica, la Cosmografía clásica, la Mecánica Cuántica y la Bioquímica, los descubrimientos han develado reiteradas veces que la existencia de la vida depende de un equilibrio delicado de constantes y cantidades físicas. De producirse la más mínima alteración de éstas, el equilibrio se destruiría y la vida no existiría. En realidad, en muchos casos, ni siquiera las estrellas y los planetas ni la química ni la materia atómica propiamente dicha podrían existir, mucho menos la vida biológica. En realidad, el universo parece haber sido «puesto a punto» desde el momento incipiente para permitir la existencia de vida inteligente.

Por ejemplo, cambios en la fuerza de gravedad o la fuerza electromagnética en el orden de uno en 10 elevado a 40 hubiera hecho imposible la existencia de estrellas como nuestro Sol, y, por lo tanto, la vida tampoco hubiera sido posible. Una disminución o aumento en la velocidad de la expansión de solo una fracción en un millón de millones, cuando la temperatura del universo era 10 elevado a 10 grados hubiera resultado en el colapso del mismo en un magma de fuego o hubiera hecho imposible que las galaxias se condensaran, haciendo imposible la vida en ambos casos. Es necesario que lo que se conoce como la constante cosmológica, crucial para el desarrollo de nuestro universo, haya sido inexplicablemente «puesta a punto» en no más ni menos que una fracción de 10 elevado a 53 para que fuera posible la existencia de un universo con condiciones para la vida. Esta es solo una de las muchas constantes y cantidades que deben estar presentes para que haya condiciones aptas para la vida en el universo.

No es cuestión de que cada cantidad esté en su justa medida, sino que también deben estar «puestas a punto» las cantidades relativas entre estas. Por ende, la situación no se asemeja a una ruleta en los casinos de Montecarlo que debe arrojar un conjunto de ciertos números; sino que se parece más a la ruleta de Montecarlo arrojando un conjunto de ciertos números, y que esos números tengan determinada relación entre sí. Por ejemplo, que el número arrojado por una ruleta sea siete veces más grande que el número arrojado por otra ruleta y que un tercio del número en otra ruleta. La existencia de un universo con condiciones aptas para la vida es abrumadoramente improbable.

¿Cómo deberíamos entender la noción de probabilidad presente en un universo con condiciones aptas para la vida? John Barrow, físico británico, nos sugiere algunas ideas. Nos invita a trazar un punto rojo en una hoja de papel para que represente nuestro universo. Ahora bien, una variación mínima en algunas de las condiciones iniciales nos permite representar un universo diferente. Si hay condiciones para la vida, trazamos otro punto rojo, si no hay condiciones para la vida, trazamos un punto azul. Repitamos esto una y otra vez hasta que la hoja de papel esté completamente cubierta de puntos. ¿Con qué terminamos? Terminamos con un mar azul y unos pocos puntitos rojos. Es en este sentido que puede decirse con propiedad que la existencia de un universo con condiciones para la vida sería increíblemente improbable.

Algunas personas dirán: «Sí, nuestro universo es improbable. Pero cualquier otro universo sería igualmente improbable. Sería como ganar la lotería. La posibilidad de que cualquier per, sana gane la lotería es muy improbable, pero alguien tiene que ganar». Esta objeción sirve para destacar que no es solo cuestión de probabilidades, sino de probabilidad específica lo que está en juego. No es solo la probabilidad de la existencia de un universo u otro, sino la probabilidad de la existencia de un universo con condiciones aptas para la vida. Por lo tanto, la analogía correcta sería una lotería en la que un billón de billones de billones de bolitas negras se revuelve con una bolita blanca y luego se nos invitara a tomar una bolita con los ojos cubiertos. Si bien todas las bolitas tienen la misma probabilidad de salir, será muchísimo más probable que la bolita que saquemos sea negra y no blanca. Para completar esta analogía, supongamos que nuestra vida dependiera de sacar una bolita blanca: ¡Si no sacas una bolita blanca, estás muerto! Si metiéramos la mano, con los ojos cubiertos, entre todos esos millones y millones de bolitas negras, y de pronto descubriéramos que habíamos sacado la única blanca que había, con todo derecho sospecharíamos que alguien había hecho trampa. Si todavía eres escéptico, suponte que para evitar la ejecución debieras sacar una bolita blanca tres veces seguidas. Las probabilidades no serían significativamente diferentes, pero nadie, en su sano juicio, pensaría que si saca una tras otra bolita blanca hubiera sido solo por casualidad.

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Extracto
Libro: ¿Quién creo a Dios? Y respuestas a más de 100 preguntas acerca de cuestiones de Fe.
Editores generales: Ravi Zacharias y Norman Geisler
Colaborador: William Lane Craig
Páginas: 71-73
Capitulo: 3
Editorial: Vida

Año: 2003

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