sábado, 21 de noviembre de 2015

¿Qué duración tienen los días de la creación en Génesis?


Hagamos una pausa para recapitular. Para comenzar, tenemos la improbabilidad de que las condiciones iniciales del universo estuviesen «puestas a punto» de manera tal que fueran propicias para que la vida existiera en el cosmos. Además, debemos agregar la improbabilidad real del origen de la vida sobre la Tierra primitiva. Pero aun cuando esas dos condiciones se cumplieran, no habría garantía de que la vida pudiera desarrollarse y desenvolverse en organismos complejos. Por lo tanto, además de todas las improbabilidades ya consideradas, ahora debemos agregar la improbabilidad de la evolución de la complejidad biológica.

Se trata de un tema en el que los cristianos adoptan diversos puntos de vista. Algunos creyentes consideran que Génesis describe una semana literal de seis días para la creación, pero, a mi entender, hay claves en el texto mismo que nos muestran que no pretende describir una semana así para la creación. Por ejemplo, el séptimo día claramente no es un período de veinticuatro horas sino que representa el día de descanso, cuando Dios reposó del trabajo de la creación y que se extiende hasta el día de hoy. Estamos viviendo el séptimo día.

Y con respecto al tercer día, leemos: «Y dijo Dios: "¡Que haya vegetación sobre la tierra; que ésta produzca hierbas que den semilla, y árboles que den su fruto con semilla, todos según su especie!". Y así sucedió. Comenzó a brotar la vegetación: hierbas que dan semilla, y árboles que dan su fruto con semilla, todos según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno. Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el tercer día» (Génesis 1: 11,13). Ahora bien, todos sabemos cuánto tiempo demoran, por ejemplo, los manzanos en crecer, brotar y dar fruto. Salvo que nos imaginemos esto teniendo lugar como en una fotografía de alta velocidad (como en la película El desierto viviente de Walt Disney) en que las plantas germinan, crecen y se cubren de pimpollos y de frutos, este proceso debió haber ocurrido en más de veinticuatro horas. Me cuesta creer que el autor de Génesis hubiera querido que sus lectores se imaginaran las cosas apareciendo de pronto como en una película a alta velocidad. Quisiera señalar que mi argumento se basa en el propio texto, no en nada que la ciencia pueda decimos.

Históricamente, ni la mayoría de los judíos ni los cristianos interpretaron Génesis 1 como refiriéndose a períodos de veinticuatro horas, como el profesor judío Nathan Aviezer señala en su libro reciente In the Beginning [En el principio]. Aviezer hace referencia a ciertos clásicos eruditos rabínicos de la Torá y el Talmud para probar su argumento, y también podríamos citar a los primeros padres de la Iglesia Cristiana como Irineo, Orígenes, Basileo y Agustín para demostrar lo mismo. No estoy negando que una lectura literal de Génesis 1 sea una interpretación legítima, pero no hay casi manera de poder afirmar que es la única interpretación permitida por el texto, ni tampoco representa, históricamente, como la mayoría de judíos y cristianos han entendido este pasaje.

Pero si esto fuera correcto, entonces Génesis no nos dice prácticamente nada acerca de cómo Dios creo las plantas y los animales. ¿Los creó de la nada? ¿Los creó a partir de otras formas de vida existentes? ¿Se valió de la evolución para producirlos poco a poco? Estas son preguntas científicas que la Biblia no se plantea. El punto principal de la historia de Génesis es decir que Dios es el Creador de todo lo que hay en el mundo. El sol y la luna y los animales y las plantas no son deidades; son solo criaturas: Dios creó todo. La manera en que lo hizo parece no estar resuelta.

Ahora bien, lo que esto implica es que los cristianos son libres de seguir la evidencia a dondequiera que esta los conduzca. A este respecto, el cristiano tiene una ventaja sobre el naturalista. Porque si Dios no existe, la evolución es la única posibilidad. A pesar de lo improbable que sea, a pesar de lo que diga la evidencia, la evolución tiene que ser cierta, porque no hay otra cosa fuera de la naturaleza capaz de dar origen a la complejidad biológica. Por lo tanto, la conclusión del naturalista está determinada de antemano por su filosofía y no por la evidencia.

El libro de Phillip ]ohnson, Darwin on Trial [Juicio a Darwin], que contribuyó a engendrar el movimiento del Diseño Inteligente, demuestra claramente el punto central de que la teoría neodarwiniana de la evolución no es algo que pueda concluirse a partir de los datos sino que se basa en un compromiso filosófico con el naturalismo. Johnson no tiene problemas en admitir que el darwinismo es la mejor teoría naturalista de la complejidad biológica, pero como él no es un naturalista, simplemente dice «¿Y qué me importa? No quiero saber cuál es la mejor teoría naturalista sino cuál teoría es verdad». Así, lo que argumenta es que si no se aceptan las premisas del naturalismo, no hay ningún dato empírico que obligue a aceptar que esta teoría sea verdad.

Lo que la evidencia apoya es la microevolución: el cambio dentro de ciertos límites. Pero aun el más conservador de los fundamentalistas está de acuerdo con esto ya que creen que todas las razas humanas descienden de una única pareja humana ancestral, Adán y Eva. El cambio dentro de ciertos tipos no es, por lo tanto, ningún problema. La teoría neodarwiniana representa un enorme salto o extrapolación de la microevolución, con la que todos están de acuerdo, a la macroevolución. Pero los ejemplos abundan en la ciencia en que dichas extrapolaciones han fracasado. Por ejemplo, Einstein intentó extrapolar su exitoso principio especial de la relatividad a un principio general de la misma, pero no lo pudo lograr. Esta última en realidad no es propiamente tal, ya que se trata de una teoría de la gravedad que no hace que todo movimiento sea relativo, como él esperaba. De la misma manera, deberíamos preguntamos, ¿Por qué pensar que la extrapolación de la microevolución a la macroevolución es legítima? Una vez que abandonamos el compromiso metodológico con el naturalismo, ¿por qué pensar que la teoría neodarwiniana es verdad?

----------------------------------------------------------------------------------

Extracto
Libro: ¿Quién creo a Dios? Y respuestas a más de 100 preguntas acerca de cuestiones de Fe.
Editores generales: Ravi Zacharias y Norman Geisler
Colaborador: William Lane Craig
Páginas: 82-84
Capitulo: 3
Editorial: Vida

Año: 2003

No hay comentarios.:

Publicar un comentario